Wanderlust Projects - The Night Heron, de fiesta en un deposito de agua


Que te parecía pasar un rato agradable en buena compañía escuchando música en directo y degustando una carta de cocktails de autor, tentador, sugerente, exclusivo. Son palabras que enseguida asaltan la mente, pero en el caso de The Nigth Heron el ultimo proyecto pop-up producido por Wanderlust Projects, y del que como en otras ocasiones se encuentra su principal artífice N.D. Austin, nos muestra que existen formas alternativas de vivir el ocio nocturno. 

Conocido en la noche Newyorkina por rodearse de colaboradores de diferentes disciplinas; decoradores, diseñadores, músicos...... Austin explora los mas recónditos lugares de la ciudad, seleccionar uno que por sus características se adapte a su idea de ocio nocturno, y tras acondicionarlo decorandolo con una temática acorde con la actividad que se va a realizar, convocar vía redes sociales a los invitados que deseen asistir a una de sus efimeras veladas.

En este caso tras explorar el distrito de Chelsea,  localizaron dos depósitos de agua construidos en madera y que datan de finales del siglo XIX, situados sobre la cubierta de una fabrica abandonada. Su acondicionamiento suposo una labor intensa, inspirándose en la estética de las cantinas marineras para su interiorismo.

En total la cifra de invitados ascendió a seiscientas personas, que tras presentar como tarjeta de invitación un determinado tipo de reloj, accedían al interior del deposito por una trampilla. Eran recibidos por el propio Austin como anfitrión y maestro de ceremonias.

Debido a las limitaciones de superficie útil y la forma estructural circular propia del deposito, se opto por liberar espacio desde el centro utilizando como mobiliario mesas plegables adaptadas a las paredes curvilíneas del deposito. Situando a los músicos en altura por encima de los asistentes lo que facilita la distribución homogenea del sonido.

Debido a su carácter efímero The Night Heron se mantuvo abierto durante seis semanas consecutivas, con el cartel de no hay en billetes en cada sesión cada uno de los invitados que pagaban entre 80 y 300 dolares por cada reloj, cuya posesión daba derecho al que le era regalado, poder disfrutar de una experiencia única en un ambiente acogedor que explora alternativas al ocio nocturno actual, donde  el elemento arquitectónico se corresponde con la actividad programada y el tipo de publico que participa.